domingo, 15 de agosto de 2010

Testomonio paciente de fibromialgia


Marianela Martínez, 31 años

Soy Marianela, pero todos me dicen Mariel. Como a los 12 años, cuando iba al colegio, no podía hacer educación física porque me dolía mucho la parte lumbar. Entonces mi mamá me llevó a un kinesiólogo para ver lo que tenía y me decía: “No, es propio de la edad, está creciendo muy rápido”. Me hacían exámenes, estaba todo normal, me daban ejercicios para la casa, pero no los hacía. Siempre los dolores fueron muy fuertes.
Después con el tiempo siempre andaba achacosa, todos los días me dolía algo, me dolía la cabeza, no tenía ganas y todas mis primas me decían: “Oye, que eres floja, no haces nada”. Pero no tenía ganas de nada, mi cuerpo siempre andaba cansado y siempre me dolía algo, hasta un dedo, una uña.
Ahora tengo 31 años y recién hace un año un traumatólogo me hizo el diagnóstico de fibromialgia. Yo sabía que no era inventado, que era una enfermedad real, pero todo el mundo me decía que yo me inventaba el dolor, que era algo psicológico para llamar la atención, pero no era así.
Tengo un muy buen esposo, pero no tengo hijos. Con esta enfermedad a mí no me dan ganas de tener hijos. Paso temporadas en que no me puedo ni un confort, mi marido me tiene que llevar las cosas, porque yo no puedo tomarlas, imagínense con una guagua en los brazos, me muero.
Yo no puedo trabajar. Me quedo en mi casa y hago las cosas como puedo. A duras penas hago la cama, hago el almuerzo. No puedo abrir una lata, tengo un abrelatas eléctrico. No puedo pelar papas porque con el movimiento me duele la musculatura y abrir botellas tampoco puedo. Hay días en que amanezco bien, dentro de lo poco, y hago todo. Al otro día amanezco mal de nuevo.
Nosotros sufrimos de fibromialgia las 24 horas del día, nosotros dormimos con dolor y nos levantamos con dolor. En este momento me duele la columna, siempre me duele la columna y siento un cansancio. No es que tengamos problemas psicológicos, sino que el dolor no te deja hacer nada, te da depresión, te dan ganas de morirte, uno dice hasta cuándo, quiero descansar.
Perdí muchas amistades por esto. Después opté por pasarlo bien, hablar los mismos temas que hablan los demás y guardarme mi secreto, que son mis dolores. Pero el fin de semana carreteo harto, siento que me hace bien, salgo, converso, sé que el dolor lo tengo ahí, pero hablar me distrae un poco. Yo me trato de arreglar y la gente no nota la enfermedad, porque no se ve físicamente, aunque el dolor siempre está conmigo. Mi esposo es el único que sabe mis dolores y lo que siento.
A pesar de eso, mis amistades saben que tengo fibromialgia, yo publico miles de cosas en mi Facebook sobre la fibromialgia y hay personas que han llegado a mí y me dicen “mi prima también lo tiene”, eso me hace sentir que no estoy sola.
Hoy no estoy bajo ningún tratamiento, solamente yo, con mi fuerza de voluntad, con mi esposo, con la ayuda de Dios y de mis amigos, los más cercanos. Me hago acupuntura, las terapias alternativas son las que me han dado resultado. Los remedios me tenían solamente dopada, me los quitaban y me dolía todo. En la parte mental trato de descartar todo lo que me hace daño y lo tiro para afuera. Por eso les cuento este testimonio.
Mariel

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